sábado, 3 de octubre de 2009

Preludio a la segunda parte

Algún lugar en Londres.
Las computadoras holográficas desplegaban infinidad de datos. La gran mayoría, carentes de sentido para cualquier ojo no entrenado. El cuarto era grande, y estaba decorado con un amplio número de terminales de computadores, proyectores, y asistentes, todos de notable parecido entre ellos. Un gran vidrio separaba la oficina del resto del laboratorio. Unos ascensores subían y bajaban a gran velocidad y conectaban con los demás pisos del establecimiento.
En la oficina, la ambientación refleja un contraste muy distinto con el resto del lugar. Si bien separadas por un vidrio, parecen dos mundos distintos. La oficina tiene un aspecto chapado a la vieja usanza: una biblioteca de madera repleto de volumenes médicos marca la sintonía del lugar. Un escritorio con otro proyector y algunos adornos, sillones elegantes, y varias cajoneras redondean esta oficina. Tiene una vista privilegiada hacia la zona más paqueta de Londres, o a la que su dueña quiera ver.
Dos personas contemplan un holograma con información.
Dra. Aubrey, ¿cómo está la situación del proyecto?- pregunta el hombre.
Todo marcha en orden. Tu pedido está en construcción, simplemente necesito probar la resonancia y la eficiencia en relación a su percepción- responde la mujer
El rostro del hombre muestra conformismo. Perfecto. ¿En cuánto tiempo estará?-
Ella en cambio no es tan precisa. Si los cálculos son los mejores, presumo que en menos de un mes, pero realmente es difícil saberlo a ciencia cierta. Faltan algunas pruebas más...-
No tengo tiempo para eso, necesito el proyecto YA. Control me tiene en sus narices y Terrek no va a desaprovechar la chance.
A ver... por más que quiera no puedo acelerar las cosas. Vas a tener que esperar el tiempo necesario. Por lo de Terrek, por más que se haya llevado el crédito del ataque nephandi en la ciudad, no es por él que Control está atrás tuyo, respirandote en la nuca. Es por tus amiguitos mágicos.
La tregua está terminada.
Sí, lo está. Pero vos la firmaste. A vos te juzgan por ello. Y eso Caleb lo explota.
Mmmmmm

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Estambul:
Varios jóvenes hechiceros se reunen en pos de su maestro. Han notado algo, no pueden definir qué. La capilla está medianamente alborotada, sería necesario hablar con expertos dicen algunos, a ver qué dice el maestro, dicen otros. La cuestión es que algo percibieron. Una disrupción, un presagio, algo. Un cambio. Fuerte. Positivo, negativo, ¿cómo saberlo?
El núcleo principal encara al maestro. Su expresión refleja preocupación. Él les dice: Algún desbalance sucedió en el Tiempo. No puedo explicarlo. Es algo. Lo sentí. TODOS lo sintieron.
Ellos, no convencidos, albergan dudas. Se niegan a creer que este hombre, discípulo de Saturno, maestro de la Orden y consumado esgrimista, no pueda explicar el hecho. Maestro Reis, ¿está seguro?
Está superado. Algo se modificó. Habrá que revisar las fuentes, e incluso si la necesidad lo determina, viajar hasta ese punto. Sí, por Alá, estoy infinitamente seguro. Será cuestión de esperar.
¿Marianna, dónde demonios estás?

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Chelsea, Londres:
Caminando por las viejas y ricas calles de Chelsea, Gabriela y Victoria están mirando una tienda de ropa. Ambas parecen preocupadas, no obstante, tratan de mantener cierta compostura y olvidar los problemas en el consumismo. Algunas cosas buenas los tecnócratas tienen. O al menos ellas juzgan eso.
¿Pudiste averiguar algo más de Nathan?
Nada más de lo que sabemos. Desapareció. No sé dónde está. No lo puedo rastrear con mi arte. Ni vos con el tuyo.
¿Habrá tenido algo que ver la Tecnocracia?
No lo sé. Estuve trabajando un poco con una copia de Aslan que él me dejo, pero no logró encontrar un sistema que me permita captar un patrón de su avatar y rastrearlo. No es lo mismo, él es el adepto virtual.
No desesperemos, Vic. Mi instinto me dice que no es nada malo. Pero deberíamos reunir al grupo. Hace unos días que estamos con esto y no tenemos noticias. Gabriel no lo sabe y Alex tampoco.

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West End, Londres
Los diarios londinenses traen a luz la noticia de que el proyecto por el cuál el Gobierno británico prometía reemplazar todos los elementos informáticos de Inglaterra con nuevos equipos ha vuelto a la luz. Si bien los pronósticos económicos hablan de crisis, un grupo de empresas han solicitado (y contribuido) con el relanzamiento de este proyecto. Hablan de ingresar a una nueva era y archivar toda la vieja burocracia tan criticada.
Gabriel lee las noticias mientras sus estudiantes practican katas. Los tres meses han pasado, y al parecer, el viejo Solomon no quiere desperdiciar un sólo segundo de la tregua una vez concluida.

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