jueves, 18 de febrero de 2010

Mago 2º parte: Fecha 11

Cuando llegamos no hubo tiempo para descansar. En estos momentos es cuando me gustaría detener el tiempo y olvidarme de todo, aunque sea una hora.
Marianna vino a nuestro encuentro y nos habló de un tal Argonexes, nuestro “archienemigo” que se suponía había matado a Jason Black y había tomado su lugar… ni idea quién es este tipo, pero si tiene que ver con todo esto va a morir.
Según Marianna antes no sabía nada de él por eso habló ahora… ya no sé que creerle a Marianna la verdad…
Pero bueno, no había tiempo que perder, adiós mi momento de descanso.

Nos reunimos otra vez todos para ver qué íbamos a hacer a continuación. Thom no sé donde se había metido pero cuando llegó ya habíamos decidido que íbamos a Londres. Antes de empezar a planificar surgió un problema, no sabíamos en qué base tenían las lanzas. Sabíamos que probablemente una estuviera en la Aguja Blanca, pero no sabíamos en dónde estaba ubicada esa base. Con Benji empezamos a descartar opciones.
Benji volvió a sus recuerdos, al momento en que habíamos logrado salir de esa base tecnócrata, según lo que pudo identificar en el reflejo de los vidrios del edificio, había un río cerca… un edificio de cinco pisos aproximadamente… que estuviera en Londres, si es que la Aguja Blanca estaba en Londres.
Había un edificio con esas características, el City Hall. Busqué los planos, pero el edificio no tenía subsuelo, según los mapas, porque cuando busqué ríos subterráneos encontré un desagüe a cincuenta metros bajo tierra, una gran compuerta de hierro cerraba el paso hacia el río.
Además Benji miró del otro lado y vio que arriba del edificio había una distorsión extraña en la Umbra…
-Podríamos secuestrar a tu profesora- sugirió Gabriel.
Esa podía ser una opción, la otra era más complicada.
-Otra opción es que entremos con Benji camuflados y una vez adentro introduzca nuestro código genético en la base de datos- les dije- mientras el resto podría intentar una distracción.
-¿No tenés nada de tu hermano Nathan?- me dijo Benji.
-No, y no quiero tenerlo- le respondí.
Seguramente estaba pensando en duplicar el código genético de mi hermano.
-Otra es hablar con los contactos de Nic, o de Gunnar- dije.
-Llamá a tu mujer- le dijo Gabriel pero como Gunnar no hacía nada le sacó el celular y la llamó él.
No obtuvo buenos resultados, la mujer de Gunnar estaba furiosa, la única información que logró conseguir fue que los tekis tenían la ciudad y ella junto a los Garous estaban defendiéndola. Cuando Gunnar tomó el teléfono ella no lo dejó hablar, le dijo que fuera a ayudar sino quería morir.

Por fin llegó Thom y me preguntó por qué habíamos decidido por Londres en vez de Jerusalén. Le dije que la decisión había sido unánime y que ir a Jerusalem primero sería poco estratégico, allí se encontraba el tercer demonio, muy probablemente. Si teníamos éxito y lográbamos sacar la lanza y matar al demonio no había problema, pero ¿qué pasaba si no lo matábamos? Los tekis tendrían la lanza de Jerusalem más todas las nuestras, más las que ellos ya tenían… no era una buena opción. Además que la lanza de Jerusalén era la lanza de “Destino” era mejor dejar eso para el final.
Él dijo que tenía razón, así que seguimos hablando sobre cómo entrar a la Aguja Blanca. Thom sugirió reunir todas las lanzas e intentar encontrar las demás. Lo hice y pude ver una de las lanzas en el City Hall, la otra estaba ¿en la casa de Gunnar?
-Una está en el City Hall, la otra la tiene la mujer de Gunnar…
Intentamos llamarla otra vez pero ella no respondió. No tuvimos forma de avisarle y probablemente ella no tuviera ni la menor idea de lo que tenía en sus manos… Teníamos que avisarle, pero no había remedio, lo haríamos cuando se dignara a atender el teléfono.
-No pensemos ahora en esa lanza, si la tiene la mujer de Gunnar no tenemos que preocuparnos por el momento, vayamos a buscar la que está en la Aguja Blanca.
Pero no iba a ser fácil infiltrarnos en una base tecnócrata…

Thom llamó a Emereth. Ella dijo que podía ayudarnos pero que necesitaba cinco magos. Me sorprendí cuando a todos mis compañeros les pareció una buena idea entregárselos.
-Perdón, ¿soy el único que no está de acuerdo en mandar a cinco magos a la muerte?
Hasta Thom decía que era necesario ¿qué les estaba pasando? Había otras formas que no fuera matar inocentes. Odiaba cuando no buscaban otras maneras de hacer las cosas y pensaban en sacrificar inocentes, fueran magos o policías. Sí, estábamos en una situación complicada, pero de ahí a mandar a cinco magos junto a sus avatares a Emereth para que hiciera un oscuro ritual y ellos no pudieran volver a reencarnar en ninguna otra vida… Era obvio que Emereth iba a destruir a sus avatares, como ya lo había hecho antes.
Thom se dirigió hacia el cuarto donde Hakan y los demás impedían el efecto de tiempo sobre Europa, lo único que faltaba, que Thom le pidiera a Hakan cinco acólitos para entregárselos a Emereth… mis compañeros definitivamente estaban locos, o no les importaban las consecuencias de lo que estaban por hacer…
No iba a dejar que hicieran algo así, nunca. Si iban a sacrificar cinco magos, yo lo iba a impedir, les gustara o no. Ese asunto no era negociable. Aslan, tenías razón cuando decías que siempre hay otras opciones, definitivamente esta no era una que yo iba a seguir o apoyar.
Gabriela estaba con Hakan y nos preguntó si íbamos a ir a Londres, dijo que ella quería venir, y que tenía un “salvoconducto” para entrar a la base teki. No me sorprendí cuando me dijo que Solomon había sido el que le entregó los papeles con los códigos genéticos de sus ayudantes. Claro, ya Vicky me había dicho que no había visto a Solomon por primera vez cuando tuvimos que enfrentarlo…
-¡Hola! ¿Ya se los dijiste?- preguntó Vicky que apareció frente a la puerta, ante la negativa en la mirada de su prima- ¡Ups!- Vicky salió de inmediato del cuarto sin esperar ninguna respuesta.
En fin, mis compañeros querían asesinar magos entregándolos a una nefandi para vaya a saber qué ritual oscuro, todo con tal de conseguir las lanzas… Gabriela era la “novia” de Solomon… si este mundo se estaba terminando nos lo teníamos bien merecido.
Lo único bueno fue que no tuve que obligar a Vicky a quedarse, por un momento estuve seguro de que iba a pedirnos venir…

Nos preparamos, Benji y Nic fabricaron unas jeringas para cambiar nuestro aspecto a los “ayudantes” o “simpatizantes” de Solomon y nos transporté a las afueras de la ciudad para que nadie nos viera llegar.
El plan era simple, Leti y Violet serían nuestras prisioneras, unas “subversoras de la realidad” que habíamos capturado en la ciudad. Así entramos a la Aguja Blanca. Pero el problema principal no era entrar, era salir.
Benji se encargó de la contraseña y la recepcionista nos envío junto a los encargados.
Los agentes nos saludaron y nos dijeron que no estaban informados de que íbamos a traer prisioneros así que llamaron a su superior al mando: John Philips. Eso no podía ser nada bueno…
-Señor, han traído dos prisioneras- dijo y le dio imagen visual.
Al instante él reconoció a Leticia y dio la orden para que la maten, a Violet la llevarían a experimentación, seguramente Nord estaba ahí dentro.
No podía permitir eso. Mientras esto ocurría yo ingresaba a la red interna, no era fácil, pero algunos códigos por aquí y otros por allá hicieron el resto.
-Pueden continuar con sus tareas agentes.
-Bien- dijo Thom, que ahora era una mujer llamada Zoe- ¿vienen conmigo?
Nic, Gabriel y Gunnar lo siguieron, mientras Benji y Gabriela se quedaban allí y yo escoltaba a los que se llevaban a Leti, obviamente no la iba a dejar sola y no iba a permitir que le hicieran nada.
Busqué en los perfiles pero eran muchos, quería enviarle un mensaje al agente que llevaba a Leti para que no la mataran y la clasificaran como “sujeto de experimentación”, pero tuve tanta mala suerte que el mensaje se envió con el perfil del hombre al que yo estaba personificando…
Cuando le llegó el mensaje al agente me miró bastante mal, debe haberle parecido muy raro que le mandara un mensaje a su celular estando a su lado, pero igualmente cambió el rumbo y se dirigió a la sección de experimentación.
Lo seguí por los pasillos hasta que entramos a unos cuartos con unos tubos enormes, reconocía esa sala, era donde me habían tenido confinado. En ese momento vi como le inyectaba algo a Leti y se quedó dormida, la desvistieron y la metieron en uno de esos tubos que comenzó a llegarse de líquido.
-Bueno, ya puede retirarse agente.
-Me enviaron a supervisar y ayudar con la investigación.
-Pero usted no es científico…
-Tengo una orden.
Ya nada me importaba, falsifiqué la orden, y la firmé como “John Philips”. El hombre la miró y me dejó quedarme, aunque parecía que seguía desconfiando.
La situación era demasiado tensa… en ese momento la agente Zoe, o sea Thom, se comunicó conmigo. Le dije que la situación estaba bajo control, o al menos así era por el momento. Le mandé la ubicación de todo el grupo a su celular.
Mientras metían a Leti en ese tubo traté de tomar control de las comunicaciones de la sala, y en un principio funcionó, hasta que el científico llamó a mi hermano.
-¿Qué hace todavía con vida esa mujer? les dije que la maten.
Bueno, las cosas se estaban complicando, así que interferí por completo la comunicación.
-Parece que tenemos problemas con la comunicación, va a tener que ir personalmente- le dije al científico.
-Qué extraño…
Los monitores ahora solo mostraban interferencia, y el hombre en vez de irse comenzó a tratar de restablecer la comunicación. No me importó más nada, usé un conjuro para dejar a los dos científicos que estaban en la habitación desmayados en el suelo, una pequeña descarga eléctrica fue suficiente.
Había dejado las cámaras en constante repetición, pero sabía que de un momento a otro se darían cuenta del engaño…

Mientras esto ocurría Benjamin se dirigió a la sala de armas, el viejo que se encargaba del tema se emocionó al ver el cañón de Leti y las pistolas de Violet.
Violet… ¿a dónde la habían llevado? Creo que Benji no se puso a pensar ni un segundo en eso… ¿Qué no le importaba nada, ni la única mujer que lo conocía de su pasado?
Cuando llegó Thom Benji ya estaba listo, había pedido una especie de arma laser con la que iba a abrir un paso hasta la celda de Solomon. Habían intentado ir hacia allí por los ascensores pero ninguno tenía acceso a ese sector de la base.
Pero hubo algo que no se esperaban, Gabriela quería usar magia ahí mismo, en la base tecnócrata…
Les dije que no debíamos llevarla, si tenía algo con Solomon no iba a aguantar que hiciéramos las cosas a nuestra manera…

No pasó mucho hasta que los tekis mandaron personal a la sala de experimentación, ya no tenía opción tenía que avisarle a Thom.
-Agente Zoe, necesito ayuda en el área de experimentación.
Thom de inmediato envió a Gunnar y a Gabriel, a los que les abrí el campo de correspondence que había generado para protegernos a Leti y a mí. Pero no fue mucho lo que se quedó allí Gabriel, Thom lo volvió a llamar, parece que lo necesitaba para sacar a Solomon de su prisión… estaba en un sector al que no podíamos acceder y Gabriela y Benji se estaban encargando de abrirlo.
-¡Gabriela no! ¿estás loca?- le dijo Benji.
Pero era demasiado tarde, el conjuro en enoquiano enseguida alertó a los tecnócratas.
-¡¡Subversores de la realidad!!- gritó Benji y comenzó a disparar él mismo contra los tecnócratas que se abalanzaban sobre ellos.
Por suerte ya habían abierto el agujero y Thom ya estaba abajo. Solomon estaba sujeto de pies y manos con alguna especie de escudo de forces.
Escuchamos la voz de Caleb que decía:
-Prepárense para limpieza de la base, maten a simple vista.
Cuatro imágenes aparecieron en pantalla y no pude hacer nada por detenerlas, los cuatro agentes que personificábamos Thom, Gabriel, Benji y yo.
Justo antes de que le desactiven las armas Benji materializó una de las armas tecnócratas. Un misil fue directo hacia arriba liquidando a los soldados que se encontró en su camino.
Improvisé un conjuro con prime para crear caos, varios focos mágicos dentro de la base nos iban a dar algo más de tiempo. Teníamos que salir de ahí, pero todavía no teníamos a Solomon, ni a Jezebel, ni a la lanza…
-Gunnar, sacá a Leti de ahí- le dije y me concentré con la tarea de crear más confusión, tenía que detener la salida de esas imágenes pero ya no había forma, las habían trasmitido… quizás pudiera hacer que se trasmitieran más lentamente para ganar tiempo…
Benjamín se quedó sin armas, junto a Thom en la oscuridad de la prisión de Solomon esperaban la llegada de Gabriel.
Nic y Gunnar eran nuestra única esperanza… eran los únicos a los que todavía no habían detectado.

Visiones y charlas

¿Y?.-
¿Y qué?.-
¿Qué sentís por él?.-
Ya sabes. Los sentimientos no se deshacen de la noche a la mañana. Pero es un estúpido. Siempre inmolándose por todo. Ojalá valorará su vida o sus relaciones como valora su propia fortaleza..-
Así son los hombres. Están siempre centrados en ellos. El mío está siempre trabajando en algún proyecto o interesado en aprender alguna nueva teoría que lo acerque al poder. De eso se trata, de poder. Sólo quieren ser más fuertes para vencer a Hiperion, poco más les interesa.-
Lo sé, V. Lo que pasa es que me molesta, porque le trato de dar conversación, como para romper el hielo. Entiendo lo que hizo, es un idiota, odio que no haya pensado en mí, pero estaba enceguecido con el "sacrificio" y todas esas idioteces que lo llevan a no pensar en mí. Y ahora está encerrado, seguro que teme que me pase algo como Alex y por eso no me da ni la hora.-
¡Ja! El mío es más triste: sólo se acuerda de mí en dos o tres ocasiones, escasamente me habla, ni hablar de salir, está siempre con sus nanomáquinas.-
Bueno... eso no lo veo tan mal... y encima es atractivo.-
¡Hey!.-

...........

Victoria se tomaba un pequeño relajo junto con su prima.
¿Se los vas a decir?.-
No puedo, sabes que es para problemas. Ahora lo importante es que mantengamos la unidad y los sellos, pero cuando vayan a Londres iré con ellos.-
Yo también.-
No, vos no.-
No me jodas, Nathan y los chicos serán poderosos, nos habrán dejado atrás, pero siguen sin pensar demasiado. Aparte, quiero verles las caras cuando rescaten a tu novio y les tengas que decir la verdad.-
Sos una...

...........

El acólito hermético seguía enfrascado en su discusión.
Si, señorita, es el pulso de la tierra.-
Pero ese pulso, ¿tiene un patrón?.-
Claro, uno constante, matemático. Todas las cosas tienen una clave matemática.-
Entonces, entendiendo esas claves numericas, y alterándolas, así ustedes modifican la Realidad, ¿no?.-
Efectivamente.-
Es un poco más interesante que desangrarse y dejar que nuestros fluidos vitales armonicen con la Naturaleza y la Vida.-
El acólito miró con desagrado.
¡Hey! No dije que yo lo hiciera. Y ahora decime, ¿cómo alteras los números para manipular una bolsa de valores?.-

...........

El pequeño reino umbral cobró vida. La vegetación se agitó con sus primeros movimientos. Era la hora. Había descansado el tiempo que necesitaba. Su silencio se había extendido durante largos años. Ahora era el momento. La lanza estaba en sus manos. Su vasallo de una continuidad temporal distinto lo había liberado de la prisión temporal que la Realidad le había impuesto. Respiró el aire fresco del lugar. Decididamente, este pequeño refugio era verdaderamente inexpugnable.

Se acercó a la cabaña dónde todo había estado preparado con antelación. Su ropa yacía sobre una cama desvencijada, las estanterías con distintas sustancias alquímicas y los libros de magia formulaica. La mesa central con sus dos sillas. Una de ellas estaba ocupada.

Marianna. Jasón el Negro.
No esperaba visitas por estos lugares. ¿Viniste por una cena romántica?.-
Vine a matarte. Pero no pude hacerlo. No es el momento.-
Efectivamente no lo es. Primero tengo bastante trabajo que hacer.-
Yo no puedo detenerte, pero ellos sí lo harán. Ellos eran tu gente más querida. Tus argonautas.-
Jasón la miró con resentimiento. Ella todavía albergaba sentimientos por él, pero evidentemente, él no.
Nunca cambié, fueron peones para conseguir el vellocino. Y ahora por más que los hayas puesto a salvar la realidad, ya es tarde.-
Las lanzas les darán el poder que necesitan para enfrentarte. Y para vencerte.-
Tal vez, lo veremos en su momento.-
La imagen de Marianna se deshizo en el aire. Ella abrió sus ojos en el Fin del Tiempo. Thom le había preguntado quién era ella. Y no le había respondido. Al fin y al cabo, la Pitonisa no descifra sus profecías, sólo las revela.

...........

Marianna encaró al grupo. Había muchas cosas que hablar y no podía ocultarlas más. Jasón estaba lejos de la salvación que ella quería darle. Sus últimas visiones habían sido proféticas, entendía que era lo que pasaba: Su Jason no era más que un impostor, que la había usado. El verdadero Jason, capitán de los Argonautas, había muerto tiempo atrás.
Enlazó a la cábala y les pasó sus visiones.

Las imagenes se sucedían una tras otra. Las primeras mostraban un templo, griego, rústico, con dos hombres cerca de un altar. Este estaba embellecido y contrastaba con el resto del lugar, que era pobre y avejentado. El primer hombre, llevaba el vellocino de oro, era Jasón. El otro, un hombre cansado, de pelo cano pero largo y todavía fuerte, algunas arrugas en su cara, viejo. Su rostro estaba consumido, posiblemente por alguna enfermedad. Sus ojos brillaban como el fuego al ver el objeto.
Maestro, he traído el objeto.-
Perfecto.-
¿Podremos ya comenzar con la reunificación?-
Sí, por supuesto que sí.-
El joven acercó el dorado artefacto al altar. En su mente se vislumbraba la gloria. El éxito que acarrearía su conquista lograría reordenar el caos primigenio, volver a las fuentes doradas fragmentadas del Caos que se había roto en forma de pequeños fragmentos que dotaban a los hombres de la capacidad de interactuar con los Dioses. Los tiempos de los lobos, de los moradores de la noche que se alimentaban de la sangre humana, de las oscuras criaturas que yacían en las sombras, de los traicioneros titanes, ese tiempo habría de desaparecer para dar paso a un sendero de luz, el sueño de los justos, un adiós a la guerra. Una ascensión.
Pero con celeridad, el anciano abalanzó su cuerpo contra Jasón. La cuchilla hizo el trabajo. El cuerpo, ensangrentando, cayó. Sólo alcanzó a pronunciar unas palabras, algo así como un juramento de venganza en manos de sus argonautas. No alcanzó su vitalidad para obrar su arte, y con horror, mientras sus ojos iban perdiendo su fuerza, se contempló a sí mismo. El anciano había tomado su cuerpo.
Sólo logró envíar un alarido desesperado a su amada Medea. Ella supo la verdad, y maldijó al falso Jasón. Ese castigo sería demasiado fuerte para él, y como tal, así lo vivió. Miles de años habría de esperar, pero cuando la maldición terminase, el viejo volvería a reinar. Poco importaba que le hayan robado su artefacto sagrado, su vellocino de oro. El poder de Jasón era tal, que cuando lo absorbió, supo que su plan funcionaría más allá del tiempo.

Las imagenes cambiaron de época. El viejo, que por un diálogo supieron que su nombre era Argonexes, hablaba como un megalómano. Tenía la fuerza y los objetos para desafíar a los dioses. En el tiempo antiguo, la fortaleza de la magia y las artes prohibidas eran infinitamente superiores a los tiempos modernos. La secuencia proseguía con pueblos en constante guerra, muertes, rituales oscuros, perversiones. Argonexes buscaba la forma de lograr el Descenso, el temido objetivo de los infernalistas. Habría logrado su objetivo, pero la humanidad, la divinidad o la misma devoción de la gente le puso una nueva gran piedra sobre su camino: el Nazareno. Él selló el mal que Argonexes necesitaba para juntar la fuerza para realizar el Descenso. Vieron como Jesús selló al tercer demonio, poseedor de una radiante esfera azul. Argonexes, tras su muerte, intentó deshacer el sello, pero descubrió con horror que la resonancia era gigantesca, que jamás podría romper el tercer sello. Ni aunque poseyera la Unidad de la que los hechiceros tanto hacían gala. Los otros dos grandes demonios podría liberarlos cuándo la maldición de Medea terminara. Pero este representaría un problema

La imagen mutó una vez más.
Esta vez, la secuencia mostró a Medea preparando a los argonautas. La hechicera, tutora de las artes que naturalmente Jason comandaba, seleccionó a varios de ellos, incluso a algunos que no formaban parte de la expedición pero se habían ganado el aprecio del capitán para poder destruir a Argonexes. Ató fuertísimos espíritus a su voluntad. El gran león de Nubia, el munificiente Dragón, Hecantoquires, el lobo del Invierno, la luz de la Sabiduría, la efigie de Demeter, el Arcoiris, la esencia de la Guerra, el señor del Conocimiento; todos ellos ayudarían. Argonexes no debía lograr jamás la victoria. Medea no había podido derrotarlo, su fortaleza era enorme. Su maldición de miles de años de inactividad y la imposibilidad de tener el vellocino en sus manos funcionó, pero la había debilitado lo suficiente. No podría entrenarlos porque su tiempo se acababa, pero su momento llegaría. Así habían hablado las pitonisas, y las señales en el cielo y la tierra.

Por último, la visión final mostraba la última gesta del infernalista.
Y así el tiempo pasó. Argonexes sellado por la maldición. Pero esta acabó. Y en ese momento empezó su cruzada. Había logrado enfrentar a los Argonautas: a una la tuvo escondida, a otros dos los enloqueció con poderes que no debía, a otros buscó usarlos de carnada para su ritual. Pero falló.

Las visiones acabaron. Marianna contempló al grupo.
¿Preguntas?.-


(escribió Draften)

Mago 2º parte: Fecha 10 (falta redacción)

**en redacción**

Mago 2º parte: Fecha 9 (primera parte)

Marqué los números y esperé.
-Hola Nathan- la voz del otro lado sonó alegre y eso era un alivio.
-Hola princesa ¿cómo estás?
-Bien ¿y vos? ¿Seguís ayudando a salvar al mundo?
-Digamos que sí… Estos días fueron muy extraños. Tengo muchas cosas para contarte que no vas a poder creerme…
No había forma de que pudieran escuchar esa conversación, esa línea era segura… los chicos tenían razón me estaba volviendo más paranoico cada día.
-¿Cómo va tu trabajo? Vos también estás salvando al mundo después de todo…
-¿El sello? Sigo ayudando con Gabriela en lo que podemos. Pero seguro vos tenés mejores cosas para contar.
-Si tenés ganas de que te cuente una película que bien podría llegar a Hollywood…
-¿Vos en Hollywood? Eso sí que sería gracioso- una carcajada se escuchó del otro lado de la línea. Sonreí al escucharla reír así.
-Bueno, te voy a contar lo que pasó, eso sí, por si no me creés te aviso que tengo varios testigos que soñaron los mismo que yo…
-Dale, contame y no te hagas más el misterioso…

Hacía mucho calor, en el puerto había mucha gente cargando cajas, barriles, había mucho movimiento. El mar brillaba con los rayos del sol.
-Vamos Eufemo tenemos que cargar las cosas- un hombre con un ánfora enorme sobre sus hombros le palmeó la espalda. Era Heracles, su amigo.
-Sí, vamos, ya falta poco para partir.
Eufemo era igual a Gabriel, pero tenía el pelo más largo, tenía el mismo tatuaje del dragón y llevaba una espada, faldín griego y sandalias.
Nauplio estaba en la cubierta organizando todo, era Benji, tenía el pelo corto y barba, y llevaba una especie de monóculo. Estaba mirando detenidamente una carta de navegación en la que iba trazando las rutas.
-¿Dónde pongo esto?- le preguntó Eufemo.
-En la bodega- le dijo viendo que era un ánfora con aceite.
Los gemelos Cástor y Pólux estaban ayudando a Asterion con todo el armamento, Asterion era igual a Nic.
-¿Cómo estás Asterion?- le preguntaron.
-Todo bien- respondió él.
Yo salí del camarote y me acerqué a Nauplio, le entregué unas cartas de navegación nuevas y él me agradeció.
-Gracias Argos.
Entre los dos nos encargábamos de trazar el curso del barco.
Con nosotros viajaba un hombre rubio, grandote y bastante raro, su nombre era Euridamante, y era igual a Gunnar…
Un hombre le palmeó el hombro y le preguntó:
-Euridamante ¿los remeros están listos para partir?
-Sí, capitán.
Jasón vio que ya casi estaba todo listo, y le pidió a Orpheo que tocara una de sus piezas con el arpa, el músico se puso a rasgar las cuerdas. Solo faltaba uno de nosotros y ese era Thom.
-Bien, nuestra misión es ir a Colquida a reclamar el vellocino de oro. Vamos a tener que enfrentar muchas penurias, pero será por la gloria. Nuestro destino debe ser la inmortalidad.
Toda la tripulación lo vitoreó y el Argos zarpó.
Nauplio trazó las rutas con los nuevos mapas que le había entregado. Así bordeamos la costa del mar Negro.
-¿Qué te pasa Nauplio?- le preguntó Jasón.
-Capitán, creo que hay peligro…
-Argos, ¿que nos podemos encontrar más adelante?
-Cualquier cosa, desde sirenas hasta monstruos marinos…
-Sería bueno tener soldados listos Eufemo.
-¡Claro! ¡Estaremos listos!- respondió con su clásica energía.
-Euridamante, has que los remeros vayan más lento.
-Sí, capitán- dijo y se dirigió hacia sus hombres.
Jasón comenzó a hablar en enoquiano, así ejercía su poder sobre el clima para que sea benévolo... Conocíamos a alguien que hablaba en ese idioma… Gabriela ¿quién es Gabriela?
Frenamos contra la costa, después de un día de viaje. Preparamos las tiendas, mientras Heracles se internó en el bosque a cazar. Cuando volvió llegó con dos mujeres, una era rubia de pelo largo y otra morocha de cara más redondeada.
-He traído divertimento- dijo arrojando a las muchachas al suelo- ¿qué saben hacer?
Pero ellas respondieron en otro idioma que él no entendía. Nauplio sabía que hablaban en sirio, así que les tradujo lo que su compañero había preguntado.
-¿Qué saben hacer?
-Yo sé cocinar- dijo la rubia.
-Yo la ayudo a ella a cocinar…- finalizó la otra.
-Trajiste dos cocineras- le dijo Nauplio a Heracles.
-Bien, que preparen estos jabalíes entonces.
En ese momento bajó del barco una niña rubia, tenía entre cinco y seis años, todos sabían que ella era la hija de Argos y había viajado con ellos por una concesión que había hecho Jasón a su amigo.
Mientras cenábamos las mujeres contaron que había una criatura que estaba haciendo estragos en su poblado. Se alimentaba de su gente, y todos estaban muy asustados.
-¿Podrían ustedes héroes ayudarnos con ella?- solicitaron.
-Capitán…- Nauplio le contó a Jasón lo que estaba ocurriendo en la aldea.
Era un dios serpiente que moraba en las arenas, todos tuvieron problemas con esa criatura…
En ese momento Nauplio tuvo una visión, estaba con una chica, en una sala que tenía una pantalla que proyectaba imágenes…
“¡Esa tenemos que ir a ver!” le dijo ella, en la pantalla aparecía un monstruo de las arenas con forma de serpiente.
-Capitán… sigo teniendo esas extrañas visiones…- le confesó.

Jasón nos reunió a todos en un momento y nos dijo:
-Nos tomaremos unos días aquí, un grupo irá a investigar la serpiente.
Eufemo se ofreció primero, Heracles también iría.
-Argos ¿tú irás?- me preguntó Jasón.
-No sé si puedo ser útil en una misión como esa.
-Tú podrías indicarles como volver viendo las estrellas.
-Entonces iré.
-Tú Orpheo, podrías dormir a la serpiente con tu música.
Él bajó la cabeza asintiendo.
Al día siguiente nos calzamos nuestro equipo y nos preparamos para partir. Las dos mujeres se llamaban Emereth y Jezebel y nos indicarían el camino hacia su pueblo.
-Helena, hazle caso a Jasón mientras no estoy.
-Sí, papá- me respondió.
Seguimos a las dos mujeres por el desierto, hacía mucho calor… A la distancia vimos construcciones pequeñas de adobe. Era su pueblo. Había una niebla que lo cubría todo, como un vaho.
-¿Vieron eso antes en el pueblo?- les pregunté a las mujeres.
-No... no sabemos que es…
-Tengan cuidado- advertí.
Nauplio tomó una muestra y la analizó, era una niebla tóxica.
-¿Qué es Nauplio?- le pregunté.
-Es el hálito de la serpiente de la arena- confirmó.
En ese momento vimos que la gente del pueblo se acercaba a nosotros en actitud hostil, parecía que los había afectado esa niebla. Orpheo intentó dormirlos pero no pudo.
Eufemo usó su poder para alejar el viento tóxico, mientras Euridamante identificaba a la criatura. Yo usé el poder de Eolo para crear un escudo de viento a nuestro alrededor.
Asterión comenzó a combatir contra los hombres del pueblo afectados por la toxina, derribó a uno y luego esquivó a otro.
La serpiente hizo su aparición saliendo de la arena, era una enorme serpiente de veinte metros. Eufemo se acercó a la serpiente y trató de golpearla, pero el golpe no logró afectarla debido a su durísima piel.
Heracles comenzó a trepar por la serpiente y Eufemo junto a Asterion comenzaron a hacer lo mismo. Cuando Heracles llegó a la cabeza la rodeó con sus brazos y comenzó a asfixiarla.
Euridamante comenzó a pedirles a los dioses que purificaran las almas que estaban alrededor de la serpiente, mientras Nauplio la inmovilizaba sujetándola a la tierra. Eufemo le clavó su lanza en la cabeza pero la serpiente le escupió ácido y su armadura de bronce se desintegró. Orpheo viendo esto actuó abriendo una puerta al inframundo para empujar a la criatura. Unas garras salieron de la puerta y comenzaron a arrastrarlo hacia abajo, la serpiente intentó arrojar ácido sobre Orpheo pero no logró penetrar el escudo de viento que yo había creado. Asterión le clavó su lanza y lo empujó hacia abajo pero fue arrojado lejos por la serpiente y Euridamente lo asistió. Todos lograron saltar a tiempo antes de que el portal al infierno se cerrara tras la serpiente.
Emereth y Jezebel viendo esto se arrojaron a nuestros pies y los besaron.
Cuando volvimos al barco referimos la historia a nuestro capitán.
-¿Son cocineras? ¡Cocinen! Tengo hambre- les dijo Heracles.
Tomó los pedazos de la serpiente que había logrado cortar y los arrojó a sus pies.
El pueblo ofreció mujeres, y algunos aceptaron, obviamente yo no porque soy un hombre casado y tengo una hija.
Volvimos a navegar, una niebla espesa nos rodeó. Volví a solicitar la ayuda de Eolo y al disiparse vimos un cielo interminable.
Ya no éramos los héroes de la leyenda, éramos otra vez nosotros.


-Oooook…- dijo Vicky después de escuchar la historia- O sea que en tu vida pasada fuiste el que creó el barco de Jasón… y todos ustedes fueron los Argonautas…
-Gabriel tiene razón, acordate quién nos reunió cuando todo esto empezó.
-Jason Black.
-Exacto.
-Igualmente sigue siendo demasiado… increíble…
-Lo sé, yo mismo no lo creería si me lo hubieran contado, pero lo viví, o soñé, no sé…
-¿Y la niña quién era?
-Era la niña de la visión que tuvo Gabriel, la que estaba junto a Jason Black. Cuando la vi pensé “Es tan obediente que lo siguió por toda la eternidad”. Yo fui el que le pidió que se quedara junto a él mientras no estaba…
-¿No te vas a culpar por eso no?
-No… yo era amigo de Jasón, al igual que los demás.
-¿Y que pasó después?
-Lo que siguió fue más increíble aún… ¿querés seguir escuchando la historia?
-Obvio, contame.

CONTINUARÁ…