miércoles, 28 de enero de 2009

Días tranquilos...


Otro día más pasaba en la Universidad de Londres. Nathan vivía en el “Departamento de estudios sobrenaturales y paranormales” desde que su amiga Darkstar lo había sacado de ese hospital y emprendiera la misión junto a sus nuevos compañeros, y amigos. Por ahora todo el tema del proyecto de ley se había paralizado, aunque no sabía por cuanto tiempo, siguió investigando durante esos días, pero no parecía haber nada sobre el asunto en los medios oficiales, y tampoco en los no oficiales.
Las cosas estaban muy tranquilas, Thom se había ido con su mujer así que ahora no tenían un líder allí, aunque Nathan pensaba que no le habían hecho demasiado caso a su líder, menos mal que lo habían decidido democráticamente…
Con él estaba el niño William y su mascota, de hecho le había arreglado una PC de escritorio vieja que estaba en el chantry y jugaban juntos al Final Fantasy XI. Alex también se había quedado allí y se pasaba los días entrenando, además Gabriela le había conseguido el permiso para ejercer como profesor de historia. Gabriel estaba viviendo nuevamente en su dojo pero a veces los visitaba y aprovechaba para pelearse un poco con el hermético. Nic seguía trabajando en la carpintería y también iba a visitarlos aunque menos asiduamente que Gabriel. Gunnar se había ido también con su mujer, así que en el chantry ahora solo quedaban Victoria y su prima Gabriela, Marianna aún durmiendo por el duro efecto que había tenido que realizar, Letitia y el maestro del niño.
Nathan había estado mejorando a Aslan, el sistema operativo que usaba siempre en su notebook. Había decidido hacer una versión de Aslan para computadoras “normales” definitivamente el Windows de Microsoft no era una buena opción. Decidió que iba a proponer al centro de estudiantes utilizar este software en vez de la malísima versión de Bill Gates. Quizás con un poco de suerte luego se extendiera su uso hacia toda la Universidad.
Sus clases de nanotecnología iban bastante bien y hasta se ponía a discutir técnicamente con los profesores los que enseguida le tomaron afecto. Alex le había propuesto que se anotara en algún club, era bueno para todos hacer deporte, decía, pero a Nathan eso no le interesaba. Le gustaba más pasar tiempo con sus amigos destruyendo fortalezas enemigas en el mundo virtual.
Ese día se levantó y se propuso reunir a todos para el desayuno. El olor del café y el ruido de la tostadora los fue despertando uno a uno. No le gustaba comer solo, ahora que ya no tenía a su hermano se había aferrado a sus nuevos amigos magos. Recordó lo que para él era un mago antes de conocer ese nuevo mundo. Un mago de los final fantasy, podían ser magos blancos, magos negros o magos rojos… se vestían con túnicas por lo general, usaban sombreros puntiagudos y hacían trucos limitados. Esa era la principal diferencia con ellos, los “trucos” que ellos podían hacer eran casi ilimitados. Pensó en lo que había hecho Marianna, eso sí que era no tener límites, volver el tiempo atrás… después de todo por lo que había pasado aún habían cosas de ese nuevo mundo que le sorprendían.
Alex fue el primero en llegar y se sentó a la mesa, untó mermelada de frutilla en su tostada y le agregó leche al café. Le pareció raro ver a Nathan levantado tan temprano, por lo general se quedaba hasta muy tarde con la notebook.
-¿Te pasa algo hoy?- le preguntó
-¿Por qué? Sí, ya sé que es raro verme levantado a esta hora. Ayer no tuvimos asedio.
-Vos y tus jueguitos, deberías entrenar un poco más tu fuerza. No te haría nada mal un poco de ejercicio al aire libre.
-No seas así Alex- le dijo Victoria que se unía también al desayuno- además él no necesita hacer ejercicio está muy bien así.
Alex la miró, ¿se suponía que le estaba tirando onda al flacucho ese? No, no parecía. Al instante Gabriela se unió al grupo y desayunó rápidamente.
-Lo siento chicos, tengo clases temprano hoy, gracias Nathan, me llevo una tostada para el camino- salió prácticamente corriendo, parecía que estaba llegando tarde.
-¿Dicen algo nuevo las noticias?- le preguntó Alex a Nathan.
-Nada que pueda interesarnos. Está todo en stand by. Igualmente chequeo todos los días “la net”- así le decía Nathan a la base de datos de los virtual adepts- además si pasa algo Darkstar o Psyduck enseguida me van a avisar, o nos vamos a enterar de algún otro modo.
-Hola chicos- los saludó Gabriel.
-Llegaste para el desayuno- le dijo Victoria.
-Ya desayuné en el dojo, pero gracias igual.
-Amigo, ¿podríamos entrenar un poco hoy no?- le dijo Alex.
-¿Estás seguro que querés hacerlo?- lo desafió.
Alex se puso de pie y ambos se pusieron en guardia.
-Por favor, acá no, ya bastantes cosas rompieron, mejor vayan afuera- les dijo Victoria.
-Además si van afuera no van a poder lastimarse demasiado, es mejor que no entrenen usando sus “superpoderes”- opinó Nathan.
Gabriel todavía seguía tratando a Alex como si fuera su alumno, así que decidió ese día darle clases a él.
Nathan estaba contento allí, tanto que hasta podía olvidarse del asunto de su hermano. Ese día no tenía clases y Victoria tampoco, decidió que iba a invitarla al cine, estrenaban justo la nueva película de Crónicas de Narnia.