Dudas

Alexandros Stoltiris

Extraído de un diálogo en la Capilla del Fin del Tiempo, entre Marianna de Balador y el padre Alexandros Stoltiris, maestre del Coro Celestial

A ver si entiendo, Marianna... Vos decis que Nathan es el Espacio, Emereth y Jezebel son la Entropía, Solomon es la Mente, Gabriel son las Fuerzas, Thom es la Vida, Benjamin la Materia, Gunnar el Espíritu... ¿Y Nic qué sería? ¿Y quién sería la esencia de Cardinal (Prime)? Faltaría asignar en el rompecabezas a Hiperion, seguramente el Tiempo, ¿la niña qué sería entonces? ¿La esfera azul sería Cardinal? Es todo muy complicado.

Ahora bien, las líneas temporales surcan y son distintos errores de continuidad. Eso me hace pensar dos cosas: O realmente hay distintos versiones nuestras en una sola continuidad o aparecen distinciones de otras en la nuestra. Aparte, si hay una brecha temporal y la cerramos... ¿Qué pasaría? ¿Dejaríamos una sola línea con los errores de las otras? No sé que tan buena idea es lo de solidificar la continuidad temporal que sugiere Hakan.

Repasemos los hechos: Sabemos desde el vamos que Jason Black alias Hiperion, un mago hermético de la Casa Tytalus y maestro del Tiempo, ha destruido dos demonios a los que ha absorbido su poder. Esta energía le permitió, en teoría, retroceder al pasado y sacar de continuidad un objeto de enorme poder: la Lanza de Longinus. ¿Hasta acá es correcto, no? Bien, la Realidad, al ser el objeto de tal magnitud (Y que no sabemos cuál es su poder), para no destruir la "continuidad establecida" se reconstruyó en copias. Con lo cuál debo entender que existe una realidad para cada copia. Y qué esas copias, sean el número que sean, marcan que existen distintas continuidades temporales dónde la Lanza desempeñó distintas funciones. Y ahora están apareciendo por la caída de la barrera de Tiempo que sostenías. Entonces es probable que veamos, no sé, nazis comunistas. O distintas alteraciones temporales. ¿Distintas versiones de nosotros tal vez? Quizás Benjamin no es un clón después de todo, sino que tiene recuerdos de sus otros yo temporales.

Por otro lado, sabemos que parte de este caos proviene de las hermanitas felicidad: Aslesa-Solomon y Emereth. Ellas tienen un papel central en todo esto, sea porque trabajaron para Hiperion, sea porque tienen roles importantes dentro de sus facciones. Tanto ellos como tu cábala aparecen en los presagios.

¿Entonces?

Habría que ir buscando las copias de la Lanza, desentrañar su poder. Creo que lo que Jason busca ahora es la forma de absorber al tercer demonio, y lo hace ahora por una coyuntura de hechos. La estrella roja en el cielo anuncia la llegada de algo. Y Jason está buscando ese algo. Pero, ¿Cómo vencemos a un maestro del Tiempo?

Sabemos la veracidad de tres copias: La que tenemos nosotros, en Roma, la de Viena y la de Etschmiadzin, en manos del Armenio. La de Viena no sé cómo está la situación, pero tengo entendido que está en manos tecnócratas, aunque no puedo afirmarlo: la ciudad no es de ellos. ¿Y después?

Sólo necesitamos que Nathan tenga una para rastrear las demás. Podríamos acercarlos a Roma para que puedan buscar las otras partes, aunque tendrías que dejarlos entrar al Vaticano.

Eso no es un problema, el tema es encontrar las otras: este desbalance es muy grande. ¿Cuántas copias crees que hay?

Asumo que Diez. Las nueve esferas más una. ¿La unidad? Esa podría ser la esfera última que busca Jason. Estoy segura que la Entropía está por fragmentarse, las lecturas son inequívocas: el Destino y la Muerte deben regir por senderos distintos. No obstante, la Unidad se maneja en un eje diferente. Si Jason toma control de la Unidad, considerando que cada Lanza represente un eje de la Realidad, tendría poderes ilimitados bajo su mando, y con su dominio del Tiempo podría lograr una ascensión distinta.

¿Distinta?
Sí... podría desafiar a Dios.


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Viena

El hombre púrpura paseaba por el Museo. Dentro de este castillo, el más grande de la ciudad, las distintas cámaras de arte se sucedían una trás otra. Había una que le interesaba particularmente: la Schatzkammer, o Cámara del Tesoro. Había demasiado oro y por consiguiente un brillo dorado en este lugar teñido de rojos y negros. Faltaba más púrpura.


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Alejandría

Los sacerdotes preparaban la procesión. Su Dios los había llamado: era la hora del Sacrificio. Y de despertar la Gran Plaga que azotaría al mundo para que el Cocódrilo pudiera alimentarse. Caminaban por las oscuras catacumbas de la Ciudad rumbo al altar de sacrificio. La herramienta había aparecido: sólo necesitaban el sacrificio.


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Los recuerdos de Benjamin afloraron mientras degustaba el picante del extraño plato que pidió Gabriela. Era el tercero o el cuarto que comía, no recordaba cuál. Las imágenes remitían momentos dulces, y una frase se grabó en su memoria.
Eran palabras de Violet:

"Estaremos juntos pase lo que pase, aunque no nos amemos físicamente. Ni aunque nuestras almas no quieran que seamos más que conocidos. Nos separarán pero luego nos unirán. Es nuestro destino"

Benjamin recordó ese beso mirando al mar Báltico. Fue una bonita vacación en Kiel.


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Nathan estaba desesperado por la situación. Todo era confusión: nadie era quién decía ser, el Tiempo actuaba por su cuenta y él lo sentía, Vicky no sabía que hacer ni decirle y todavía no se había puesto en contacto con nadie. Mientras tecleaba en su I-phone preparando su accionar, juraría que divisó una niña rubia, delgada, con un vestido marrón empobrecido, en los costados de la disco. ¿Habría sido el alcohol? Espero a Vicky. Tenía que empezar a ordenar un poco la situación. A planificar un rumbo de acción.


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Gabriel yacía en la cama; Leti lo veía dormir plácidamente, aunque su expresión fuera algo siniestra. ¿Con qué soñaras, dragón?
Si hubiera tenido una respuesta, sabría que Gabriel soñaba en un mundo hermoso, de espigas de trigo, dorado y puro, como el amor más limpio entre una pareja, calmo y sereno... una quietud que no podía encontrar porque su instinto siempre lo superaba. ¿Cómo obtener la calma que necesitaba? Debía ser una espiga en un campo, firme, mansa, que fluyera con el viento pero no se desmoronara por él. La voluntad al servicio de la causa, la calma hace la quietud, la quietud domina al instinto, la fuerza en pos de la causa, la voluntad convertida en fuerza. El dragón sobrevolaba el campo; su sombra lastimaba la calma de la escena. En un momento, abría sus fauces para lanzar una bocanada de fuego que incendiaba la paz. ¿Cuál era el verdadero reflejo: era Gabriel el dragón, o era el campo manso? ¿O era ambos? La ley hermética dicta: Lo que es arriba, es abajo.


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El tiempo en la cámara fue provechoso para Gunnar. Más allá de las lecturas que pudo hacer, aprovechó el tiempo para discutir con su espíritu guía. El lobo Fimbul le pidió una muestra de crecimiento, de abandonar esa postura timorata para asumir un rol más importante como componente de la cábala. Su destino estaba enlazado al de su grupo, y así lo creía él también. Era hora de dejar de lado las movidas extrañas que lo habían puesto en riesgo, era hora de hacer valer sus conocimientos y su amistad con los lobos. Repasaba mentalmente las distintas profecías de los Garou: Sabía que la llegada de la Estrella Roja podía ser una lectura del Apocalipsis, pero no veía otras señales evidentes, así que lo descartó. No obstante, debía revisar sus fuentes. Recordaba ¿recordaba? ¿o era un recuerdo "reciente"? una pieza de metal que resonaba fuertemente con su magia. ¿Dónde la había visto? Hacía frío, era en un lugar con una forma extravagante. ¡Sí, eso era! Era el gran klaive de un Colmillo Plateado... en la fría Moscú. ¿Porqué recordaba todo esto ahora?


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Nic estaba perdido en sus pensamientos. Toda esta situación era lo suficientemente extraña como para alterarlo. Había muerto en un combate, algo raro para él, acostumbrado a dispensar la muerte. Y estaba el extraño recuerdo de Gabriel y Benjamin que lo mostraba como una entidad asociada a la destrucción con incontables brazos armados, cuál diosa hindú de la muerte. Mientras preparaba su cuerpo y su mente, mientras acomodaba sus conocimientos para los desafíos inminentes, dudaba acerca de su rol en toda está situación. Necesitaba aclarar sus conceptos con sus compañeros. Tenía una imagen grabada en sus recuerdos que no podía sacarsela: un pozo infinito, frío, húmedo, sumido en la oscuridad, sellado por un gigantesco muro de bronce.


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Thom había llegado junto con Elly a la Capilla de Estambul. Lo primero que vio fue la magnificencia de la Mezquita. El lugar ya era súblime per se, y su aspecto como capilla mágica lo hacía todavía más hermoso. Elly quedó embelesada por el lugar, pero Thom no. Su mente rememoraba una luz resplandenciente que resonaba con la vida, parecido a un arco iris, pero era como un río infinito de luz. ¿Algún vestigio de la Ascensión vista en otra vida? ¿Una memoria de otra continuidad? ¿Un lugar idealizado por sus recuerdos? El tiempo albergaba las respuestas.