lunes, 8 de septiembre de 2008

Lo que hicieron Nic y Alex

(Escribe Draften)

Alexander agarró el celular y lo llamó a Nic. Le pidió asistencia para averiguar algo de información relativa al demonio que yacía latente bajo las aguas del Támesis. Nic se mostró reluctante en principio, prefería trabajar sólo en algunas cosas pero Alex realmente necesitaba sumar algunos puntos para la Cábala. Después del incidente de la Universidad sumado a su personalidad "explosiva", era mirado de reojo por sus compañeros. Le dio el visto bueno; Alex tomó algunos de los libros de Gabriela en materia demonológica y se juntaron para intercambiar algunos datos. La información concreta era poca: era un demonio de la época pre-romana, sellado por druidas proto-Verbenas. Nic consideró que lo más prudente era hablar con su antiguo mentor, el padre Kleland. Este miembro del Coro Celestial era un hombre reservado, muy ceñido a su tarea de cuidar la enfermería, y que desarrollaba otros trabajos sociales en la ciudad, al parecer, sin ser molestado por nadie. Al llegar a la parroquía, el padre saludó efusivamente a su discípulo y a Alex. Ambos magos comentaron la necesidad de averiguar información, y Nic recordaba que el padre conservaba un gustito especial por las temáticas demonológicas. Los tres hombres se dirigieron a la biblioteca del padre y empezaron a sacar antiguos tomos polvorientos. Antes de eso debieron dejar sus teléfonos celulares apagados: el padre no congeniaba con la idea de que pudiera haber interrupciones. La mente debía estar lucida y poder seguir un hilo de ideas sin que un ruido la molestara. La tarea fue ardúa pero lograron dar con algunos datos: efectivamente varios druidas en tiempos anteriores a los romanos habían logrado sellar un demonio, se decía que el nombre de esta criatura no había trascendido, pero que en sus momentos fue un lugarteniente del "Destructor", que había movilizado legiones infernales (aquí empezaban a "cristianizarse" algunos de los textos), que durante un tiempo fue hombre y que había sido removido de todos los mitos por su excesiva crueldad con los suyos. Muchos datos inconexos para poder armar una idea seria. Kleland propusó entonces algo radicalmente más osado: sugirió ir a hablar con la criatura. La cara de espanto de los dos jovenes fue evidente, pero Kleland seguía con la misma idea. Ambos asistieron entonces a ir. El padre tomó entonces tiza y trazó en la misma biblioteca polvorienta un círculo con varias inscripciones y oraciones. Luego colocó un enorme espejo que había ahí (el cual parecía totalmente fuera de lugar) y le arrojó una gota de agua que llevaba en un escapulario. La imagen otorgada por el espejo se movió como si fuera una onda, y el padre "cruzó" a través del espejo. Nic y Alex se miraron, cerraron los ojos con una ligera desconfianza y pasaron a través del espejo. Estaban en el mismo lugar, pero era esencialmente distinto. Las cosas tenían un color más marcado, y ambos magos jurarían que podía sentirse el hálito vital en cada cosa. Estaban en la Sombra, reflejo casi similar del mundo físico. Otra de las partes de la Teluria. Junto al padre empezaron a recorrer el trayecto hacía el río con algo de temor: se sentían observados, pero el padre los tranquilizó diciéndoles que los espíritus, si bien no eran amigables per se, tampoco eran salvajes. Comentó que existían espíritus "complicados", pero que la palabra de Dios llegaba incluso a estos páramos, que no temieran. Los tres siguieron rumbo al Támesis. Cuando dieron con la costanera, el padre, con total tranquilidad, trazó otro sello en el suelo, bastante amplio. Otra gota de agua y varias plegarias iluminaron al dibujo místico con una energía espiritual. El padre dijo entonces: Criatura que moras en el río, un hijo de Dios busca tu respuesta- Una voz severa, con un leve dejo al terminar las palabras, atronó en el lugar; otros espíritus animales allí cercanos e incontables espíritus de arañas huyeron despavoridos. Magos... qué buscan de mí?- Queremos saber quién eres, vil criatura!- respondió el padre La respuesta demoró: Cristiano... tu final está cerca, por ende te concedere tu voluntad. Mi nombre es Bren, señor de los Elementos, siervo de aquel que otorga balance al mundo y amo de Britania, las Tierras Altas y el Reino Verde de Irlanda. El padre no reconoció el nombre pero Alex sí. Había leído algo de demonología antes de llegar a Inglaterra: uno de los grandes demonios contra los que se habían enfrentado los hombres de estas tierras era Bren, así figuraba en sus textos. También recordaba algo de un tal Bres. Debería buscar más información. Se armó de valor y preguntó: Quién te encerró?- Estúpido mortal, nadie puede encerrarme. Esto es temporal, cuando salga cobraré venganza. De esos druidas miserables que me sellaron. Y de los Tuatha de Danaan. Que me traicionaron solo porque no los favorecí a ellos. Y siguió diciendo: Ya padre vendrá a liberarme, él tiene a la hija de la Oscuridad de su lado y a Mordred. Y cuando llegué el momento, pagaran. Hijos de Lugh, pagaran cada afrenta que nos han hecho. Los fomorianos volveremos a reclamar la Tierra. Y ahora, mueran. En ese instante, decenas de perdiciones con formas de insectos mutados, espíritus del Wyrm, se abalanzaron contra el sello mágico de Kleland. El conjuro resistió los primeros impactos, aunque la sensación era que sería imposible que pudiera aguantar mucho. Mientras Alex y Nic preparaban conjuros para combatir contra estos monstruos, el padre rearmó el trazado del círculo y aparecieron en el mundo real. Era poco más del mediodía y, afortunadamente, había poca gente. El padre pegó un grito de dolor, sintió un puntazo en la espalda y se desmayó. Nic pudo ver que estaba sano, aunque se retorcía de agonía; era claro que el balance de la realidad había obrado en el padre, que por ayudar a los muchachos había actuado apresuradamente. Alex miró a la gente, parecía como si nada hubiera pasado. Echó una mirada al río y le provocó repugnancia la criatura que moraba bajo el lecho del Támesis. Instantes después, mientras Nic ayudaba a Kleland a despabilarse y este recuperaba la consciencia, los celulares de ambos magos empezaron a sonar desesperadamente. Había varias llamadas perdidas. Y un mensaje de texto: DONDE DEMONIOS ESTAN?!!?!?

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